domingo, 5 de agosto de 2012

El indio que se transformó en tecolote


Llegó ya el tiempo en que se hiciera campaña para la famosa Tamaulipas y solo comenzara ya a dar a los indios, cuya función fue en el paraje de La Bufa, frontera donde se juntan los arroyos de La Agüita y se halla puesto hoy el Real de San José. Y salieron flechados de los indios esta vez José Antonio Campaña, del cerebro; Eugenio Zúñiga, de la cabeza; Cristóbal Hernández, de la pierna. Y la presa que ahí habían hecho se les fue. Se infiere que estos estaban sobre aviso de emboscada, pues indias ningunas  había allí. Un indio viejo estaba que sería la voz del demonio que los dirigía, según lo que con él sucedió y vieron todos: Habiéndolo agarrado los soldados lo quisieron matar, pero unos dijeron que no, que lo dejaran, pues tal vez del mismo modo tomaría razón dónde estaba la ranchería. Lo trajeron ya que  había acabado la flechería y función con los indios, y lo examinaron para que diera alguna noticia de dónde estaba toda la indiada, pero no se le pudo sacar ni una palabra.
Se dejó por un rato; y por modo de burlarse de él le dijo un soldado de los de la guardia que le hiciera un tecolote. El vio la suya: habló y dijo que lo soltaran para traer un cañuto que por ahí estaba. Como toda la compañía estaba puesta y formada en forma de media luna, pensaron todos que por donde se les había de ir aquél indio viejo; lo soltaron para que fuera a traer el cañuto aquél indio viejo; haciéndole la misma recomendación que hiciera el tejolote. Fue sacando del cañuto unas plumas al parecer del mismo animalejo; las sopló con un vaho y se la puso de cuernecitos sobre la cabeza. Dijéronle los soldados “Pues ahora has tecolote”, y levantando la mano a hacer puño y llevándosela a la boca para entonar el canto del tecolote y cubriéndose de plumas y levantando el vuelo, dejando a todos los soldados burlados.

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