La figura de Isidro Fabela Alfaro representa al humanismo defensor de las libertades de México y el mundo; para las nuevas generaciones debería ser todo un símbolo y no objeto de estudio en desiertas bibliotecas.
Fabela apuntó…“La salvación de nuestro porvenir está en la libertad económica y política de México. Primero la económica porque si el extranjero lograra dominar con su capital nuestros intereses financieros, nuestras industrias, nuestras riquezas naturales, como desea ávidamente, entonces nuestra libertad política sería un mito y nuestra independencia exterior se presentaría en quiebra ante el acreedor omnipotente”.
Isidro Fabela nació en Atlacomulco el 28 de junio de 1882. Graduado de abogado en 1908, fue diputado federal, secretario de Relaciones Exteriores con don Venustiano Carranza; representante de México en diversos organismos internacionales, destacadísima voz en la Liga de las Naciones defendiendo la República Española, Etiopía, Australia y Finlandia. Miembro de la Corte Internacional de la Haya; Doctor Honoris Causa de la UNAM, gobernador del Estado de México y escritor. Antonio Caso escribió de él: “Pocas veces el hombre pensante ve reunidas a las cualidades inherentes al pensamiento, las cualidades activas del político: la acción apasionada (los hechos) en casi perfecto paralelismo y congruencia con la severa reflexión (las ideas)”.
Cuando Carranza fue asesinado, le comunicaron que debía obedecer las nuevas órdenes y Fabela contestó: “Es usted un soldado rebelde que ha hecho con el presidente Carranza lo mismo que hiciera el traidor de Huerta con el presidente Madero. Absténgase de darme órdenes que no acataré”.
Fabela, siendo secretario de Relaciones Exteriores, exigió con diplomacia la desocupación del Puerto de Veracruz, intervenido por los norteamericanos para castigar a Huerta; fue contundente: “La ofensa no es a Huerta sino al pueblo mexicano y exijo la retirada sin condiciones”, y se fueron.
Fundó el Museo de Arte Popular, el de Pintura Colonial y el de Charrería; también el monumento que encierra las ruinas de la casa donde nació Sor Juana Inés de la Cruz.
Al despedirse de sus colaboradores como gobernador les dijo: “Fui atacado dura e impíamente muchas veces y salgo de aquí, amigos míos, sin una gota de sangre en mis manos y sin un peso mal habido en mis bolsillos”. Isidro Fabela falleció el 2 de agosto de 1964.
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