SHOCK CULTURAL EN ALEMANIA

Hay cosas que son más importantes al alemán que la cordialidad; la puntualidad, seguridad, confianza y el compromiso. A diferencia de un mexicano a un alemán no hay que reconfirmar un día antes o el mismo día la cita, por lo general anotan todo en una agenda, por lo que la fecha, horario y lugar queda fijo. Se aconseja no llegar más de 10 minutos tarde, 15 minutos tarde son escasamente tolerados.

El alemán es cordial y generoso a su manera, para lo que a un mexicano puede parecerle brutal e irrespetuso, para un alemán es cotidiano y normal.

Comportamiento ante un alemán:

Antes que nada hay que pensar que son seres humanos con las mismas necesidades y problemas que otra persona de cualquier otra personalidad, se coincide como en todas las culturas del mundo que ellos buscan su bienestar individual y de su familia. Lograr amistades con un alemán es un gran reto, lo cual para la intolerancia mexicana puede resultar demasiado y muchas veces abandonan el intento. En realidad la amistad es tan solida entre amigos alemanes como la amistad que hay entre amigos mexicanos (no me refiero a conocidos, sino verdaderos amigos), simplemente el proceso de aceptación mutuo toma bastante más tiempo, esto implica salir varias veces juntos hasta lograr la confianza de la otra persona.

Se recomienda ante todo no intimidar demasiado en las primeras citas o reuniones, a esto me refiero a no contar cosas muy personales, esto en verdad solamente es posible entre amigos de años. Lo cual a un recien llegado mexicano puede interpretarlo como falta de sentimientos o dureza. Simpelemente el contacto cultural es otro, tiene otro código y rituales de aceptación.

Sucede frecuentemente que mexicanos se quejan de que son observados duramente en el metro o en las calles por las personas, puedo asegurar que el 80% de los casos es mera curiosidad a aquellos que se ven distinto, les puedo asegurar que si preguntan a esa misma persona por alguna dirección u otra cosa verán que responderá coordial, esa dureza a veces es el reflejo de timidez, de la imposibilidad de entablar una deseada y espontánea conversación.