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El 1 de noviembre se dedica a los
Muertos Chiquitos, ya que se cree que por ser niños, llegan corriendo primero. Se les prepara una ofrenda con flores y velas blancas, pues este color simboliza la pureza de estos inocentes difuntos. Estas ofrendas se adornan con juguetitos pintados con colores alegres; así, cuando lleguen las ánimas de los muertos "chiquitos" podrán jugar tal como lo hacían en vida. El perrito
Xoloitzcuintle, juguete que no debe faltar en las ofrendas a los niños, es el que ayuda a las almas a cruzar el río
Chiconahuapan, que es el último paso para llegar al
Mictlán. Hay que hacer notar que todos los elementos de estas ofrendas están a escala reducida y no debe ponerse ningún elemento de una ofrenda de adulto, ya que de ser así los niños se enojarán, se entristecerán y no comerán lo ofrecido.
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