lunes, 6 de agosto de 2012

CAPITULO 34: LA COCINA DE LAS FIESTAS (POSADAS)


En la época decembrina desde hace más de un siglo existe la costumbre en México, nueve días antes de la Navidad, de reunirse las familias y en las casas rezar el Rosario.

Volvemos a hacer la aclaración que esto lo comentamos porque la mayoría de la población es católica, pero no todos los hogares son católicos. Ahí no se reza pero sí se pueden romper las piñatas, a menos que su religión no se los permita.

Se realiza una procesión por los patios llevando en una mano una velita y cantando la letanía y otros versos hechos especialmente para estas fechas.

Al terminar la procesión se rompe la piñata, que antiguamente solamente se hacían de barro pero en la actualidad -y debido a los accidentes- ya se elaboran de cartón y son mas resistentes.

Pasan todos a pegarle, y vienen rellenas de frutas de la estación como jícama, caña, cacahuates, tejocotes y en ocasiones regalitos que no se rompan.
Se forran de papel de china y hay que verlas que bonitas se ven. A las personas que pasan se les vendan los ojos y se les hace dar tres vueltas, después de romperla se sigue a la cena y después al animado baile.

A los invitados se les ofrece la riquísima colación, que son dulces rellenos en ocasiones de piñón, cacahuates o almendras.

En la cena que mencionamos se pueden ofrecer sopecitos, pambacitos, tacos, o todo lo que sea fácil de comer en platos y parados porque después va tanta gente que no alcanzan las sillas.

En los tiempos de austeridad que se viven actualmente esta costumbre ha mermado ya que el costo de una posada es un poco elevado, pero todavía en las colonias del distrito federal los vecinos se cooperan y organizan su posada de la calle o la colonia o de la iglesia.

En las clases acomodadas en ocasiones se saltan la piñata y solo hay fiesta, pero no es la regla.

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