domingo, 1 de julio de 2012

DIFERENCIAS DE LENGUAJE


No podía pasar mucho tiempo sin que un blog como este dedicara un post a las diferencias del lenguaje. De acuerdo, vivir en un país extranjero hispanohablante supone la ventaja al poder expresarte en tu mismo idioma. Pero en algunas ocasiones esta experiencia puede ser cansada y frustrante tal como en aquellos países con idioma diferente.
Más allá de aquellas diferencias de significado que todo el mundo conoce y que se prestan a chistes facilones (como la palabra coger), a la larga son tantas las diferencias que te da la sensación de que tienes que volver a aprender tu propio idioma.
Después de unos meses el ejercicio mental es constante: seleccionar palabras, adoptar frases, dudar si una frase tendrá sentido. Y también intentar entender, descifrar gestos, expresiones, mensajes implícitos, el humor…

Vocabulario. Te puedes hacer un verdadero lío simplemente con palabras que no se usan o que significan algo diferente. Una cocina no solo es la habitación destinada para cocinar, también se llama así a lo que conocemos como estufa. Esta a su vez es el radiador de calor que funciona con gas butano. La paella no es solo el famoso platillo valenciano, es también el tipo de sartén en la que se hace. Un encendedor es un mechero, un desarmador es un destornillador, un foco es una bombilla. Un folder es una carpeta, una carpeta es un archivador y una hoja de papel es un folio. Una engrapadora es una grapadora, una pluma es un boli, y tener pluma es ser afeminado…
En España pararse es únicamente una interrupción de movimiento, en ningún caso significa levantarse. Quedarse parado no es quedarse de pié, es quedarse detenido… o desempleado. Traer el pelo o "algo" parado no significa nada, y tal vez por esa diferencia de significado los españoles no entienden un sinfín de albures que para los mexicanos resultan de lo más obvio.
Si no te refieres al animal, ten especial cuidado al hablar de conejos. No tienen nada que ver con el bíceps, no ofrezcas a un español enseñarle el tuyo! Chichi tampoco es un seno, ni sinónimo de abuela como en Yucatán. Efectivamente, ambas palabras se refieren al órgano sexual femenino.
En España no se ven noticieros sino telediarios; se habla por móvil, no por celular; se usan ordenadores, no computadoras.
Vocabulario "malsonante". Los mexicanos somos un tanto puritanos con cierto tipo de lenguaje. Entre cuates no nos cortamos ni un pelo para malhablar, pero hay palabras que nos pueden sonar bastante mal si estan fuera de lugar. Los españoles son mucho mas desinhibidos y tienen menos complejos en ese sentido. Culocagartetas, huevos y mierda son solo algunos ejemplos. Y luego toda una serie de frases derivadas que puedes escucharselas a cualquier abuelita: mándalo a tomar por culome cago en todos sus muertoscon la mierda hasta el cuello o un par de tetas tiran mas que un par de carretas son frases hechas de lo mas comunes.
Argot. Aprender la jerga y el lenguaje popular es otra aventura. Como en cualquier país cambia constantemente y varía de lugar a lugar, de edad a edad y de un medio socioeconómico a otro. Pero como en todos lados, hay cierta jerga reconocible en casi cualquier parte. Escuchar que “el guateque (fiesta) del finde (fin de semana) en la kelly (casa) del menda (fulano) ha molado (gustado) mazo (un montón)”, te puede dejar la primera vez con la sensación de que el castellano no es tu lengua materna.
Gramática. Sin ser lingüistas, hay variaciones gramaticales entre nuestros países, que hacen que te preguntes si no se está dando en la torre a alguna regla de la RAE. En España no se va por algo o por alguien, sino a por algo o a por alguien, lo que rompe de plano la regla aquella de que dos preposiciones no deben ir juntas.
Hay también cierto uso indiscriminado de le y lo/la, que hacen que parezca que no existe diferencia entre el objeto directo y el indirecto. En otras palabras, hay acciones que haces con cosas y otras con personas, pero en España parece no haber diferencia: una foto la pegas, pero a una niña que se porta mal también la pegas. Una lengua la hablas, pero a tu madre en su cumpleaños también la hablas para felicitarla. Si tienes una duda, la preguntas. Y si te encuentras a una amiga, pues la preguntas como le va.
Extranjerismos. Aquí simplemente nos encontramos que son diferentes a los de México, pero también llama la atención como se pronuncian muchos de ellos. El grupo de música es Udos. La panceta es llamada bacon y muchas veces está escrita tal como se oye: beicon. El Titánic chocó contra un i-ce-berg (tal como se lee), y no contra un “aisberg”. El actor de Pretty Woman, fue por supuesto Richard /J/ere, y con el desayuno siempre va bien un buen cruasán (no croissant) y no un cuernito. 
Mentadas al lenguaje. Igual que en cualquier país se hacen algunos destrozos del idioma que producen dolor de oídos. (Recientemente mi cuate Mexiñol escribió un post con un par de verbos mal usados en México). En el caso de España un error popular bastante común es invertir el me y el se: me se olvidó.
O el frecuente uso de pleonasmos: subir arribabajar abajosalir fuera y entrar dentro. Hay que aclarar que se usan en todo el país y para los españoles simplemente no se oyen  mal; no es reflejo de un bajo nivel educativo como sucede en México.
Nota: pero me ha sido difícil incluso escribirlo en la computadora, hasta el “Word” me borra por defecto la repetición de estas palabras! juas, juas, juas…
Comunicación. Pero sobre todas las diferencias lingüísticas, lo más difícil de captar en un país extranjero es el lenguaje implícito, gestual, corporal, los mensajes entre líneas.
Saber mediante un tono de voz el tipo de mensaje que se nos está transmitiendo no siempre es fácil. Por ejemplo, un español que grita al hablar no necesariamente está enojado: tienden a elevar mucho el tono de voz con diferentes estados de ánimo. Pero a nosotros en un principio nos cuesta identificar si nos están regañando, explicando o contando algo.
Por todo eso y más, cuando te encuentras un compatriota e intercambias un par de palabras con él, tienes esa sensación de que has encontrado finalmente un interlocutor que te entiende. Es impresionante toda la información que podemos extraer entre nosotros en un par de minutos: el mensaje que te transmite, pero también lo que dice entre líneas y hasta de lo que no dice. Podemos comprender rápidamente su humor, sus intenciones e incluso hacerte una imagen general de su persona: tipo, nivel intelectual, posición socioeconómica, círculos en los que se mueve, etc. Con los españoles lo tenemos mucho más complicado…

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