lunes, 23 de julio de 2012

MORIR EN EL INTENTO

Pueden descargarse el audiolibro aquí http://www.fileshut.com/a/audiolibro-morir-en-intento

Morir en el intento revisa además el fenómeno de la inmigración y la legislación en torno a la misma, analiza a cada uno de los implicados y nos presenta las historias detrás de fallecidos y sobrevivientes.

Mexicano de origen, Jorge Ramos, reportero estrella de la cadena Univisión, se lanzó de lleno a investigar el caso de diecisiete inmigrantes que encontraron una muerte horrible en un tráiler el 13 de mayo de 2003 en que, según el reporte meteorológico, la humedad llegó al 93 por ciento, cuando se enteró de que “entre los muertos —dice— había un niño de cinco años, que encontraron abrazado al cadáver de su papá. Pensar que un niño mexicano, por el simple hecho de ser pobre, muera en un tráiler, me pareció terrible y era una historia que tenía que contar”.

Las razones del libro

Sin embargo, nos dice, existen otras dos poderosas razones para haber escrito el magnífico libro reportaje Morir en el intento. La peor tragedia de inmigrantes en la historia entre México y Estados (Grijalbo, 2006).

“La segunda es que soy un inmigrante en los Estados Unidos , y a pesar de que me ha tocado estar en cinco guerras o cubrir huracanes o estar en la caída de las Torres Gemelas, esto me toca particularmente, pues yo pude haber sido uno de los muertos; yo pude haber sido uno de los que cruzó la frontera, de los que murió. La tercera es que quiero que no se olvide. La televisión es muy efímera y yo quería que esto no se olvidara para que no se repitiera”.

Respecto al pequeño Marco Antonio, que sin duda le robó el corazón sin haberlo conocido personalmente, abunda Jorge Ramos: “Generalmente, todos los años a miles de niños los cruzan ilegalmente a la frontera con Estados Unidos , pero los coyotes o polleros cuidan más a estos niños, por lo que los cruzan con parejas que hacen creer a las autoridades migratorias que son sus papás. La gran pregunta es por qué a Marco Antonio lo meten en un tráiler y no lo pasaron como a todos los demás niños. Esa es la verdadera pregunta, y hay mil respuestas. José Antonio, el papá, probablemente no le quiso confiar su hijo a un pollero”.

Escribe Ramos en Morir en el intento: “…Las cajas del tráiler no están hechas para transportar seres humanos. Todos sudaban copiosamente. Es imposible calcular con exactitud, pero la temperatura dentro del tráiler pudo haber subido, en sólo unos minutos, a más de 110 grados Fahrenheit. Tan caluroso como un baño sauna. Desde el principio los inmigrantes empezaron a sentir los primeros síntomas del calor extremo: mareos, náusea, pulsaciones cada vez más rápida y una creciente confusión… En total oscuridad ninguno de los viajeros podía ver, ni siquiera, sus manos…” Si bien sobrevivieron muy pocos hombres, curiosamente, las cuatro mujeres que viajaban en el tráiler de la muerte lograron librarla.

Las utilidades, a los inmigrantes

El ganador de siete premios Emma y del María Moors Cabot por excelencia en periodismo otorgado por la Universidad de Columbia, cederá la mayor parte de las ganancias de este libro a organizaciones que ayudan a inmigrantes dentro y fuera de Estados Unidos.

“Algunas de estas organizaciones —dice— ponen agua a los inmigrantes en la frontera entre México y Estados Unidos, sobre todo en Arizona y en California, que es donde más cruzan, para que, cuando se pierdan o se queden sin agua, no se mueran. Otra ayuda a estudiantes indocumentados que no pueden ir a la universidad para que reciban dinero y otras dos ayudan a inmigrantes indocumentados en Nueva York y Chicago. De lo que se trata es que el dinero regrese a los inmigrantes de alguna forma, sobre todo que el libro sirva para que no se muera más gente”.

Morir en el intento no se limita a abordar los lamentables sucesos en torno a los hechos de aquella particularmente calurosa noche de primavera, revisa además el fenómeno de la inmigración y la legislación en torno a la misma, analiza a cada uno de los implicados y nos presenta las historias detrás de fallecidos y sobrevivientes.

En cuanto a los implicados en esta tragedia, se dice que el único que podría recibir la pena capital es el conductor del tráiler, un afroamericano de nombre Tyrone Williams, a pesar de que no actuó con premeditación.

“Corre el peligro de ser ejecutado—explica el también autor de Atravesando fronteras y La ola latina—, todavía no, porque no lo han sentenciado, pero sus abogados sugieren, por ser el único negro entre los catorce acusados, que hay racismo en su contra. Los fiscales lo quieren sentenciar a muerte porque era el único que pudo haber impedido la tragedia con dos acciones: o prendiendo el aire acondicionado de la caja del tráiler, cosa que nunca hizo, o abriendo las puertas después de percibir los golpes en las paredes. La acusación en contra de él es por negligencia, no por planear el asesinato de estos inmigrantes. Tyrone Williams nunca quiso matar a nadie”.

Por otra parte, la hondureña Karla Chávez, que contaba apenas 25 años al momento de la tragedia (hoy tiene 28) podría pasar el resto de su vida en prisión pues se le señala como la líder de la banda de coyotes.

“La estrategia de las autoridades de Estados Unidos —dice el periodista Ramos— es que los sobrevivientes sean testigos contra el caso contra Karla y los otros trece acusados, y lo que han hecho es usar los testimonios de los inmigrantes para enjuiciar y sentenciar a los responsables. La acusaron de 56 cargos y sólo con cinco o seis puede terminar en la cárcel el resto de su vida”.

Pérdida de tiempo

En medio del empeño del gobierno de Estados Unidos por jerarquizar culpas, Ramos apunta al propio gobierno estadounidense, así como al mexicano, como los verdaderos culpables: “El gobierno de México es culpable en parte de estas muertes porque no ha podido crear el millón de empleos que nos prometió el candidato Fox en el 2000 y porque México es un país que expulsa a sus mejores trabajadores y a sus jóvenes más brillantes. El gobierno de Estados Unidos también lo es en parte porque su política migratoria obliga a los inmigrantes a tomar rutas cada vez más peligrosas, a través de ríos, montañas y desiertos”.

“Hay dos cosas que se tienen que hacer para evitar que siga muriendo gente en la frontera, la primera: legalizar a los 12 millones de inmigrantes indocumentados que ya están en Estados Unidos, porque no son ni criminales ni terroristas, y contribuyen tremendamente a la economía del país; la segunda: tomar una medida muy práctica: cada año medio millón de mexicanos se van a Estados Unidos, ya lo sabemos, entonces, en lugar de que lo hagan en forma ilegal hay que darles visas para que puedan trabajar sin problemas, sin ser perseguidos, pero por cinco años Bush y Fox nos han prometido un acuerdo migratorio y no hay absolutamente nada. Es un absoluto fracaso. Perdieron el tiempo. El 16 de febrero del 2001 en el rancho de San Cristóbal en Guanajuato, Fox y Bush prometieron un acuerdo migratorio y no cumplieron”.

Ni con AMLO habría acuerdo

Ramos no cree que en caso de llegar Andres Manuel López Obrador a la Presidencia de México, según la actual tendencia de las encuestas, la situación prospere: “No hay posibilidad de un acuerdo migratorio por ahora. La única posibilidad de México es presionar para que se cambien las leyes en los Estados Unidos, pero no hay voluntad política en los Estados Unidos para un acuerdo migratorio en estos momentos, no importa quien llegue a la Presidencia. El momento ya pasó y ojalá que un nuevo presidente tenga éxito de convencer a Estados Unidos de un acuerdo migratorio, pero por ahora lo único que se está logrando es cambiar las leyes a través del Congreso de Estados Unidos. Nada más”.

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