viernes, 6 de julio de 2012

MIGUEL LERDO DE TEJADA


Ahí nació Miguel, en la calle de la Columba, que está junto al templo que lleva el mismo nombre, en Morelia. Al poco tiempo falleció el padre de Miguel, quien por lo tanto quedó huérfano de padre desde muy corta edad. Su madre decidió que siguiera la carrera eclesiástica, por lo que lo inscribió en el Seminario de Morelia y posteriormente en el Seminario Conciliar cuando se trasladó a la ciudad de México. Desde que Miguel estaba en el Seminario de Morelia y en el colegio de ese lugar, sus compañeros al darse cuenta de su gran facilidad para la música, le insistían que les compusiera pequeñas piezas musicales, las cuales tocaba al piano. Cuando ya estaba en la ciudad de México, Miguel decidió no seguir estudiando la carrera eclesiástica y prefirió ser militar. Su madre aceptó, por lo que lo inscribió de interno en el Colegio Militar, donde permaneció por dos años. 
Nació el 29 de Septiembre de 1869 en Morelia, Michoacán y murió el 25 de Mayo de 1941. Era sobrino de don Sebastián y don Miguel Lerdo, quienes ocuparon altos puestos políticos de México en el siglo XIX. Su padre, que era primo hermano de ambos, y nativo de Veracruz, se trasladó a Morelia a mediados del siglo XIX, y residió en Michoacán durante varios años. 


Sirvió en el Octavo Regimiento de Caballería; como oficial duró tres años, pero abandonó su puesto porque le avisaron que recibiría la herencia de su tío Don Sebastián Lerdo, expresidente de México. pero como ésta nunca llegó, se quedó en la calle, sin dinero ni carrera. Pasó varios meses de miseria en la ciudad de México, hasta que se empleó como pianista en un conocido cabaret de aquella época. Era la época en que los jóvenes que aspiraban a ser artistas debían comenzar por esos lugares en que el ambiente era a veces terrible y solo sobresalían aquellos con mucha personalidad y un gran temperamento, como fue el caso de Miguel lerdo de Tejada, quien salió de la ruina creando innumerables y hermosas canciones, valses, polcas, mazurcas, etc. Por fin un día pudo dejar los cabarets donde tocaba para ganarse la vida, y formar su propia orquesta; reunió un grupo de músicos para tocar música popular mexicana, por lo que los vistió con traje de charro. Su conjunto pasó a la historia por ser la primera Orquesta Típica que hubo en México, pero al ver el éxito que tenían, inmediatamente otras personas imitaron la idea, haciendo exactamente lo mismo. Había fundado la Orquesta Típica, era 1901.

Pero desde seis años atrás era ya un compositor que comenzaba a poner de moda canciones típicamente mexicanas. En 1895 compuso "Esther", que fue su primera mazurca, a la que siguieron canciones y piezas que fueron muy populares en su tiempo, como "Consentida", "Las Violetas", "Yo Soy Feliz", "Te Amo" y "Perjura". Esta última la compuso en 1901, por lo que la estrenó con su Orquesta Típica. Se hizo tan popular en tan poco tiempo, que pronto estuvo en todas las fiestas patrióticas y públicas. Esta canción fue la que más popularizó a Miguel, al grado de que en 1902 fue invitado a dar a conocer la música mexicana en la Exposición Panamericana de Búffalo, en los Estados Unidos.

Miguel Lerdo de Tejada formó nuevas fuentes de trabajo para los músicos, ya que fue el primero en tocar el piano en un cine, imponiendo la moda de que tocara un pianista en todos esos lugares.

En 1905, fue también el primero en tocar con su orquesta en los restaurantes, con lo que logró que los sitios más prestigiados contrataran orquestas para amenizar las comidas. Fue con su orquesta con la que se inauguro el primer cabaret de lujo en la ciudad de México, el restaurante Sylvain, y poco después todos los restaurantes y cabarets de lujo tenían orquestas. Miguel siempre fue simpático y abierto para los amigos, por lo que tuvo muchos. Fue amigo de casi todo el grupo de integrantes de la Revista Moderna, entre ellos, Amado Nervo, Luis G. Urbina, Jesús E. Valenzuela, Julio Ruelas, Rubén M. Campos, José Juan Tablada, Ciro B. Ceballos y otros, así como de los mejores músicos de su época, como Ernesto Elorduy, Teófilo Pomar, Salvador Pérez, Ángel J. Garrido y Ricardo García del Arellano. En 1910 compuso su danza "Amparo", la cual dedicó a la esposa del vicepresidente de la República, Don Ramón Corral. Su fama siguió en ascenso constante hasta el gobierno del General Huerta, quien lo comisionó para formar la Banda Típica de los Cuerpos Rurales, organizada con cantantes y con todos los instrumentos que estaban de moda en México en esa época. 

Daba audiciones en Chapultepec los domingos y días festivos. Esta actividad duró varios años, en que actuaba ante su público, que lo aclamaba siempre. Fue uno de los primeros mexicanos que dieron a conocer la música mexicana en el mundo y también el traje de charro, ya que viajó con su orquesta por varios países. Hizo una gira en 1928 y 1929 que duró un año, en la que recorrió las más importantes ciudades de los países de América. A su regreso a México en 1929, fue designado por el Presidente Portes Gil, Director de la Orquesta Típica de Policía, que estaba compuesta por setenta y dos miembros, con ella participó en varios eventos internacionales, como la exposición de Chicago de 1933 y 1934 y luego en Washington. Sus más cercanos amigos eran Felipe Llera, quien fue el principal intérprete de sus canciones, y sin duda alguna Mario Talavera, a quien llamaba su hermano espiritual. Además de las obras ya mencionadas, compuso "México Bello", "Beata", "El Faisán", "Vas Diciendo", "Tú Bien lo Sabes", etc. La edad y el cansancio lo obligaron a disminuir sus actividades y la muerte lo sorprendió el 25 de Mayo de 1941, en la ciudad de México, fue sepultado en el Panteón Francés de la misma ciudad. Una anécdota curiosa, aunque algo macabra de la vida de este destacado compositor, era narrada por Mario Talavera después de que ya había fallecido Miguel Lerdo de Tejada. Decía que cuando Miguel quedó huérfano de padre, sus tíos, que no querían fomentar su vocación por la música, escondieron la llave del piano de la casa en el bolsillo del saco que traía puesto el cadáver de su padre. El niño al enterarse de esto, decidió sacarla de ahí y aprovechando un momento en el que quedó sólo con su padre, la sacó. Le hizo creer a su familia que él no se había percatado de dónde la habían puesto, y únicamente tocaba cuando se quedaba completamente sólo en su casa. Los vecinos, desconcertados, afirmaban que era el espíritu del difunto quien volvía para tocar el piano, ya que Miguel lo hacía tan bien como su padre.

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